miércoles, 27 de enero de 2010

Algunas fotos de Madrid





Andando por la Gran Vía.

La Cibeles.

"Ladran, Sancho, señal que cabalgamos."

Las chichis en Plaza Mayor.

Los gallegos majaretas esperan a los reyes magos con pelucas de colores.

Paso por Granada

Las casualidades existen o el destino está escrito. ¿Sabía ud. que el 6 de enero, día de los reyes magos, es precisamente el día en que los reyes católicos entraron triunfantes a la rendida ciudad de Granada? Nosotros, los reyes de la aceituna andaluza, llegamos a Granada el 6 de enero de 2010. Flor de epifanía.

En el palacio de Carlos V preparándose para la función: sordo, ciego, mudo.


Show must go on.


¿Y ahora para dónde vamos? ¡Para allá!

Agua va!! Estos árabes la tenían re clarinete con el manejo del agua y los jardines. Paseando por el Generalife (not to be pronounced: yeneralaif)

El campanario del alcázar.

En el alcázar (fortaleza). Vista del campamento de la soldadesca.

En los jardines de la sultana... y la mengana.

Una alberca en la Alhambra.

Vista de la ciudad de Granada desde una ventanita de la Alhambra.

Ah! Nieva en Granada. JJJJoder. Qué lindo, chiquilla! (no así mi cara de salame irredenta. Poco importa. Mala suerte en la fotogenia, buena suerte en los viajes. Algo por el estilo)


En el Sacromonte, viendo nevar sobre la Alhambra y sobre nuestros hombros. Oh, cuánta h, che. (de espaldas siempre salgo mejor)

27 de enero de 2010- No está bueno Buenos Aires

Llegué. El 25. Hasta ahora no hice mucho más que llenar el tambor del lavarropas, poner jabón en polvo o jabón líquido, suavizante, seleccionar programas para ropa delicada o lana, esperar, sacar la ropa, colgarla y volver a empezar el ciclo del lavado. Todavía quedan dos tandas de ropa, y decidí que lo que tardaran en lavarse es el tiempo que me concederé para asimilar el regreso. Ya van dos días, es hora. De modo que, cuando termine de colgar la ropa, me pondré al día con los llamados, los mails, armaré un plan para la noche y esas cosas que hace la gente normal que no pierde tiempo en preguntas inútiles. La primera de esas preguntas es para qué estar en Buenos Aires con este calor insoportable. Será que mi predilección por cambiar los "por qué" por "para qué" se arraigó tanto que la pregunta se me hace automática, y la respuesta, desde luego, decepcionante: para morirse de calor, qué más. No tengo pensado retomar el trabajo hasta el 1ero de febrero, así que estar acá estos últimos días de enero no parece tener finalidad alguna. Muero de ganas de irme a algún lado con verde y agua, pero lo veo difícil. Por sobre todas las cosas, caro. Sé que no tengo derecho alguno a quejarme después de un largo, completo y fabulosísimo mes de viaje, por si alguien que lee estas líneas y no se fue de vacaciones está planeando saltarme al cuello en alguna foto donde lo exhiba (gracias al frío invierno europeo, no debe de haber muchas). Antes de que me vampiricen, aclaro: no me quejo, sólo reivindico mi libertad de expresión. Sabemos que "you can't always get what you want", pero se supone que sí podés decirlo. We are in America, men.
Otra cosa que busqué responderme con desesperación las dos últimas mañanas fue: ¿En qué país estoy? La pregunta surge antes de abrir los ojos, como algo que es imperioso saber antes de que se despeguen los párpados, para no despertar en el vacío. Taquicardia y, por unos segundos, sensación de estar completamente perdida. Son los segundos previos a abrir los ojos y los segundos siguientes a animarme a mirar alrededor y no encontrar más que paredes blancas, internacionales, ubicuas. Ahora entiendo por qué se habla de "color local" como lo que define un espacio en relación con su cultura.
Esperaba que me pasara algo así en Europa, porque llegué a cambiar de ciudad, país e idioma cada 5 días, y hubiese sido esperable vivir en estado de confusión. Sin embargo, no me pasó nunca. Sí tuve varios lapsus con los idiomas. Apenas llegamos a España, después de casi 15 días en París, Ana y yo les decíamos bonjour o pardon a los españoles que, tras comprobar que éramos argentinas, debían de pensar que nos estábamos haciendo las vivas, que éramos un par de snob, o de idiotas. Pero nunca dudé de dónde me estaba despertando. Vanesa, en cambio, me contó que casi me aplasta la cabeza (yo dormía en el piso) el segundo día que estuvo en Barcelona después de su viaje por Israel. Saltó de la cama y fue corriendo al living en estado de pánico porque creyó que había perdido al grupo.
De cualquier manera, empiezo a sospechar que yo realmente quedé suspendida en el espacio. Ayer encontré mi boarding pass París-Madrid en la billetera: está sospechosa, extrañamente intacto. Fue un hallazgo escalofriante. Se me ocurren dos cosas al respecto: 1) que AirEuropa sigue buscando a la pasajera que figura en la lista del check-in pero cuyo boarding pass no aparece con los de los demás pasajeros que subieron al avión, o 2) que yo jamás me haya ido de París. Ambas posibilidades me parecen perfectamente posibles, y la última, la más probable. Si un árbol cayó sin que hubiese testigos, ¿hizo ruido al golpear el piso?; si una persona tiene un boarding-pass intacto, ¿subió al avión? Yo digo que no. ¿Acaso es más lógico pensar que yo pasé los controles sin presentar mi boarding pass, sin que nadie me lo pidiera porque mi derroche de simpatía les hizo creer que era una molestia innecesaria hacerme sacar el cartoncito para algo tan superfluo como controlar que los pasajeros que hicieron el check-in fuesen los mismos que subían al avión? Dejame de joder. Esas cosas no pasan. De seguro en este momento duermo en el canapé de los chicos y el calor de Buenos Aires es una pesadilla que en segundos me interrumpirá el sueño en París.

Dejo una pequeña selección de fotos de Madrid y Granada. Sevilla sigue pendiente.

sábado, 23 de enero de 2010

23 de enero. Lo que pasó, pasó: Dejamos Barcelona el 16 de enero para ir a Italia.



Adios, España.
Italia, ci vediamo.


Grace, Clau y Trulo (comiéndome la cabeza), nos pasaron a buscar por Ciampino para llevarnos a pasar parte del finde en su casa en Pitigliano, un pueblito medieval de la Toscana.


Pic nic junto a un castillo de la época del peludo, camino a Pitigliano.

En el puente, todos bailan, todos bailan.


Pitigliano visto desde la ruta.

Interior de la casita de Grace y Clau en Pitigliano.


Vane con su chongo italiano.



El desnivel es la "cup of tea" de la arquitectura medievalesca de Piti.


Grace mostrando que las paredes de Pitigliano todavía conservan las argollas para atar los caballos.


Claudio y Grace paseando a Trulo.


Buena onda, Piti. Nos volveremos a ver algún Junio, cuando hacen la fiesta esa de los dibujitos con florcitas en las calles.

¡¡¡Tanti auguri, Vane!!! La señorita Magnetto pasó su cumple 27 en la tierra de sus ancestros.

viernes, 22 de enero de 2010

22 de enero de 2010-Algunas imágenes de Roma


Roma: llegamos.



"Aristóteles, te digo que para llegar a casa tenemos que subir por ahí." "No, Platito, siempre en las nubes, querido. Tenemos que bajar, está científicamente comprobado."
Pobres pibes, Roma es un quilombo. Seguro que en Grecia se orientaban mejor. (La escuela de Atenas, de Rafael Sanzio)


"Qué buen escote, mamita. Pero no te tapes, no seas pacata". "Parménides, aflojá que nos están mirando, por el amor de Dios". (La escuela de Atenas)


"La escuela de Atenas", del Rafa. En la sala "de la firma". Museo del Vaticano.


Un capuccino en la cafetería del Vaticano. Lugar ideal para hacer un "paga Dios", pero no nos animamos.


Vane frente a muchos típicos pinos romanos.


Junto al Tevere.
Cumpliendo tradiciones.


"Todos los caminos conducen a la Fontana di Trevi" (o cómo caminar en círculos por la ciudad más caótica del planeta y terminar siempre en la misma esquina)


Dale duro!


Mi fuente favorita de Piazza Navona.


Cuenta la leyenda que no le alcanzó para "hacerse las lolas".



Vane desfila con el exclusivo diseño "Bolsa de plástico blanca" en Piazza Di Spagna.


Las mentiritas piadosas no cuentan, ¡¿no?! Arriesgando mi mano en la Bocca della veritá.




Algo que nadie menciona: Roma tiene metro. La línea roja y la azul. Tomamos éste para ir al barrio Garbatella (akbva*: "Garabatto").
*also known by Vane as

La última cena con nuestros fabulosos anfitriones romanos.
Arrivederci, Roma.

Duty free. Dignity also. Vane se volvió a Barcelona y yo me vine para París pero coincidimos en aeropuerto, horario y free shop. Por suerte, en la foto no sale la mezcla de perfumes que contamina mi bufanda.



De regreso en París esta mañana. Desayunando crêpe con Nutella hecho por Michi. Délicieuse!

miércoles, 13 de enero de 2010

14 de enero de 2010 - Cosas en el tintero

Estoy en Barcelona, en la casa de mi nueva anfitriona, Graciela. La conocí anoche y me cayó super bien. Es una de esas personas "nodo" que vendrían de perillas en una película coral para entrelazar las historias individuales. Además de ser amiga del tío y de la madre de Vanesa (la amiga por la cual estoy ahora alojada aquí), un buen día, de casualidad, me enteré que era prima de Silvana, con quien cursé algunas materias en la facu, y que resultó ser, a su vez, hermana de Andrea, compa del taller de escritura de D.P. Bueno, la conclusión es que el mundo es un pañuelo, algo que ya sabíamos.

Como no me conecté a internet por varios días, quedaron en el tintero los últimos días de París, Madrid, Granada y Sevilla. Empecemos por el día que pasé en la casa que Ana alquiló en Francia. Es una casita con jardincito a la que llaman "Versailles". Les muestro algunas fotos.





Ana llegando a casa.


Ana mostrándome algunos de los jardines.



Mi fuente favorita de Versalles.


La fuente favorita de Michi en Versalles.



La inquilina anterior, María Antonieta, con sus hijos. Cuentan que tuvo que rajarse porque subieron los alquileres y le arrancaron la cabeza. Y... París es muy caro, che, incluso en las afueras.

Ana en su habitación, antes de irse a dormir porque tenía mucho sueño. Estaba tan cansada que no le molestó la presencia del paparazzi que puede verse detrás. Tantos años de fama te enseñan a convivir con estas aves de rapiña.

(Las camas son super cortas porque en esa época dormían sentados)


Yo también estaba cansada. Por suerte hay unas cuantas habitaciones de huéspedes, y Ana me cedió la habitación de la reina.



Ana se copó y le prestó el patio a esta chinita para que se sacara algunas fotos antes de su casamiento.

(Sería algo así como nuestros "bosques de Palermo" con un toque más de glamour, un lugar al que típicamente va la gente a hacerse el book de fotos)