lunes, 11 de enero de 2010

11 de Enero de 2010

Estoy en Sevilla, en el único bar donde encontramos que el cartelito de wifi de la puerta se condecía con la posibilidad de acceder a internet. En todos los otros lugares era puro verso, incluso en el hotel. Con los chicos imaginamos que es para que los turistas incautos -i.e: gente como uno- entren, pidan, paguen y se lleven el chasco de que en verdad no podían chequear sus benditos mails. La conexión en España está siendo complicada.
Antes de llegar a Sevilla, estuvimos en Madrid y en Granada. Llegamos a Madrid desde París en avión y, sin salir del aeropuerto, nos metimos en el metro para ir al hotel, que estaba en la Gran Vía. Al salir, tuve la sensación de que París había crecido varios metros. A partir de las reformas del barón Haussman, cuyas normas se mantuvieron, la construcción en París no supera los seis pisos. Recién llegando a las afueras se encuentran edificios más altos y más modernos. El centro de Madrid tiene una arquitectura similar en algún aspecto (edificios elegantes, con molduras, cariátides, cúpulas, capiteles ornamentados, etc), pero claramente más elevada. Otra cosa que notamos pronto es que los precios y la cantidad de gente mantienen una relación inversamente proporcional a la altura de los edificios. París es mu caro, mu caro, mu caro, para decirlo en "granadino". Para Ana y para mí, de cualquier manera, España sigue siendo cara. La condición de los argentinos no es en absoluto ignorada por aquí. Cuando llegamos a Granada, nos llevó al hotel un taxista super simpático que nos dijo que Granada estaba llena de argentinos. Era evidente que se refería a inmigrantes, pero por iniciar conversación pregunté si iban de turismo o para instalarse. El tipo me respondió: "aquí los pobres vienen a buscar trabajo". Listo, quedamos así. En fin, la cuestión es que para Fernando y Michi, que son argentos pero viven en París, fue como haber llegado a la tierra prometida, por lo que se dedicaron a lanzarse a cuanto café y bar de tapas se encontraba en nuestro camino. Nosotras no opusimos resistencia. Aunque nunca lo explicitamos, creo que nos propusimos probar toda la variedad de tapas que hay (que es mu abundante, pero mu abundante). Ayer llegamos a tal bravura en la materia que nos atrevimos a probar el rabo de toro, y no nos arrepentimos.
En Granada, y también en algunos lugares de Sevilla, se estila servir una tapa con cada caña. Es algo tremendamente fantástico. Mientras que en Buenos Aires tenés que rogar que te sirvan un platito de maníes manoseados con la cerveza, o conformarte con unos inmundos pochoclos salados, acá te sirven tortilla de papas, o ensaladilla de gambas, o lomo ahumado, por dar solo algunos de los muchos ejemplos posibles, y de yapa siempre ponen una bandejita de las aceitunas más sabrosas del universo.
Granada es sencillamente hermosa. La Alhambra, con los jardines y albercas encantadores, con los juegos de agua y la decoración alucinante de los árabes. Pero también es precioso el barrio gitano del Sacromonte, con las casas pobretonas incrustadas en la ladera de la montañita, inicialmente cuevas que servían de viviendas. Estábamos ahí, en la ribera del río Darro, con vista a la Alhambra y a Sierra Nevada, cuando se puso a nevar. Es todo un acontecimiento que nieve en el sur de España, así que la misma gente del lugar se llamaba por teléfono para comunicarse la novedad y salía a sacar fotos con sus celulares. La vista desde ahí, en medio de la nevada, era espectacular. No lo fue tanto la lluvia del día anterior, de todas formas, ni los 5 malditos euros que tuve que pagar por un paraguas de cuarta que se nos rompió en menos de un día.
Por hoy dejaré acá. Hace un par de horas que estoy en un bar, desde que los chicos partieron rumbo al aeropuerto para volver a París, y creo que ya es hora de salir de acá para caminar unas pocas cuadras y meterme en otro bar, a seguir con mi degustación de tapas.
Mañana salgo para Barcelona y en dos días me encuentro con Vanesa. Nuevo cambio de destino, de acento, incluso de idioma (roguemos que los catalanes no sean jodidos y me hablen en español) y de compañía. Empieza la segunda parte del viaje.
Besos y abrazos a todos, donde quiera que estén.

3 comentarios:

  1. Recibido en Roma el 11 de enero del anno domini 2010. Espero que la segunda parte sea tan buena como la 1º.Aprendiste catalá???

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  2. mariiii!!!!!!!!!!!!!!!!!!
    ya llegamos a la casa de los chicos y nos comimos las aceitunas rellenas que le compre a fer. Ya los chicos se pusieron en el humor del dia a dia, y claro... ellos ya estan en casa, anita todavia no!!!
    maniana ire a comprar algunas cositas para llevar de suvenires y espero poder ir a la tumba de napo, en los invalidos, que me quedo en el tintero.
    ya te extranio!!!
    aca hay nieve en la calle y me di el gusto de tirarle unas cuantas bolas de nieve a fer! y x supuesto me arrojo unas cuantas.

    bueno, te mando un besote y espere mas noticias!


    anita.

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  3. Prima! Qué alegrón! Yo también estaré por Roma el 16. En realidad el 17 o 18, porque primero paso por Pitigliano para visitar un poquito Toscana.
    La verdad es que no estoy prestando mucha atención al catalá. Aprendí "avinguda", "carrer" y "sortida". ¿Sirve?
    Muchos besos a nuestra sagrada familia!

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